martes, 10 de junio de 2014

En la expo Horror Vacui


En la expo

La noche del 4 de junio se inauguró, en la galería Encanto, del Hotel Plaza, mi exposición de pinturas Horror Vacui.
Aquí les dejo algunas instantáneas del momento y las palabras al catálogo escritas por el crítico de arte y narrador Maikel José Rodríguez*.

Horror vacui: expresión latina que describe el relleno de todo el espacio disponible en una superficie pictórica. Más que una característica formal, es un sentimiento experimentado por los escribas egipcios, los arquitectos barrocos y los pintores naif, renuentes a dejar en sus composiciones ni un solo segmento si decorar.
Elda Urquiza, mi esposa Sonia, Nubia e Irina.
No es casual que este celebre latinismo dé título a la más reciente exposición personal de Hermes Entenza: una delicada selección de quince piezas elaboradas sobre papel manufacturado, donde el miedo al vacío no remite a las atmósferas opresivas y desordenadas de los interiores victorianos, ni a la excesiva acumulación de ideogramas o motivos decorativos. Todo lo contrario; en ella, los fragmentos «que faltan» se erigen en clave sine qua non para comprender el significado último de las obras. Así, objetos varios, fenómenos meteorológicos y accidentes topográficos están significados por su ausencia, cosa que, paradójicamente, los hace más potentes, más misteriosos. En resumen, deslumbran por aféresis, por su anulación exprofeso, recordándonos el temor visceral a la nada en estado puro, al signo que hiere y mata, a la capacidad destructiva de lo sagrado, que usualmente necesita filtros para manifestarse.
Ellas abrieron el espectáculo
tocando a dos violines La Bella Cubana
de José White.
Por otro lado, Horror vacui establece punto y aparte con la apabullante monumentalidad que caracteriza a gran parte del arte actual. Es como si el artista nos recomendara volver los ojos al oficio benedictino, al trabajo concienzudo del artesano copista o del iluminero monacal, capaces de recrear el mundo entero con pigmentos y pinceles sobre un trozo de pergamino púrpura. Solo que él lo hace desde una perspectiva contemporánea, aunando rigor conceptual y destreza técnica para manifestar lo sublime sin desacreditar el oficio pictórico, cuestiones que Hermes ha venido trabajando con acierto desde hace algún tiempo, y ahora retoma una vez más, embebido para siempre por el espíritu medieval que aún caracteriza a la antigua villa del Espíritu Santo.
*En el botón Arte Visual pueden encontrar las fotos de las pinturas.

                                                                                  Maikel José Rodríguez Calviño