lunes, 21 de octubre de 2013

De la nostalgia y los focos de resistencia



Ayer domingo 20 de octubre fue el día de la Cultura Nacional, el aniversario 145 de la presentación en público de nuestro hermoso Himno Nacional. Fue un domingo como otro cualquiera en la ciudad de Sancti Spíritus, lo que implica alejamiento de las pocas zonas de vanguardia en la isla de Cuba. Un domingo chato como todos, aburrido y caluroso, a pesar de ser un octubre avanzado.

Me propuse dormir la tarde, alejándome del sol que se explota como un botellazo en las cabezas de aquellos que deciden salir a pasear, pero el vecino, sin previo aviso, encendió su stereo con las bocinas enfocadas a todo el barrio, y sin pensarlo dos veces arrancó con lo más popular de la música llamada del Ayer Reciente a todo volumen y con la desfachatez característica de alguien que quiere a toda costa divertirse de lo lindo.
En par de horas de oyente obligado, repasé todo el repertorio que llegó a nuestro país desde los años 60 hasta casi los ochenta; claro, la más popular de aquel entonces, lo que no quiere decir que la mejor.

Después, para remachar el clavo, luego de oír desde Rita Pavone, pasando por los imprescindibles Fórmulas V hasta José José, en la TV pusieron, para suerte mía, el clásico musical Los Paraguas de Cherburgo con su fabulosa banda sonora de Michel Legrand. No faltaba más, un domingo Yeyé desde mi alcoba, en busca del Xanadú, reino perdido.
Pero claro que se corre el telón; la edad traiciona y solemnemente comienzas a tararear todas aquellas melodías que te hicieron feliz en la lejana mocedad, tópico este que nos hace pensar en esa condición estética oculta que traen algunos eventos.

La nostalgia podría ser una zona de resistencia, sobre todo cuando la contemporaneidad hace una diferencia insalvable. Cierto que todo debe ser un proceso lógico, nuestros padres y abuelos añoran a Roberto Faz y la fabulosa música de victrola. Hasta aquí todo funciona de maravillas, y no puede ser de otra manera porque la vida, aunque no nos guste, es lineal.

Lo que me lleva a la reflexión es que estos focos, como en el que milita mi vecino, son focos alternativos de resistencia a la pseudo cultura musical que oficialmente se difunde en los centros de recreación, zonas bailables y se aloja cómodamente en las memorias flash de los jóvenes.

Mi preocupación es la siguiente: ¿Habrán focos de resistencia musical dentro de treinta años, y sentirán los que son jóvenes hoy, la melancolía que trae consigo escuchar aquellas canciones que nos alimentó la adolescencia? Lo dudo; y no estoy defendiendo a capa y espada la música que sostiene mi vecino, pues sabemos con certeza que casi toda era copia mala del panorama musical anglosajón; era lo que llegaba a la isla pasando una censura que nos impedía escuchar los originales y nos embarcaba en una parafernalia de cartón. Así nos salvaríamos del capitalismo en inglés, y nosotros, pioneritos delicados, no sufriríamos los embates ideológicos de una sociedad en quiebra en los años sesenta, como lo era cualquier país donde se hablara el idioma de Janis Joplin.

Pero aun así, los que peinamos canas, tenemos una carta bajo la manga: una nostalgia musical, verdadera o falsa, que nos hace recordar lo bueno y grande que era el mundo cuando enamorábamos muchachas en la puerta de la escuela escuchando a Los Mitos y a Juan y Junior.

Me da pena con los jóvenes de hoy, y no es un conflicto generacional, es un problema cierto y grave, pues hay jóvenes salvados, aquellos que se sostienen hoy con la buena música, nacional o foránea; pero son la triste minoría.

En realidad hoy en Cuba falta la ética sonora en la cual exista un trabajo de referencia que dicte, sin vetar nada, lo mejor y/o más estético que se realiza dentro y fuera de la isla. No pido que censuren el reggaeton, pues si esto sucede, hasta mi vecino cambiará la década prodigiosa por dicho fenómeno.

Sucede que en los años setenta nos gritaban en los oídos, por todos los medios posibles, que el Rock (en general toda la música en inglés) era producto de una sociedad enajenada, que producía un alejamiento de los valores reales y era, por supuesto, nocivo a una juventud como nosotros, que buscábamos (o habíamos encontrado) la fórmula del hombre nuevo. Y claro que no toda la música anglosajona era buena y no todo el Rock era de elevada estética, solo que en el mismo saco censurado entraba todo lo bueno y lo malo que pudo llegar y no llegó.

¿Entonces qué pasó? Pues no existe nada más enajenante que la aberración que se  promociona en todas las plazas musicales y por las redes oficiales. Claro, tristemente nada viene solo, y la avalancha de mal gusto musical viene de manos con la falta de educación formal, la ausencia total de sensibilidad para la verdadera cultura, la apatía y el cuchillo; pero estamos recogiendo lo que sembramos allá por los años sesenta, cuando además de prohibir la mejor música foránea, se le llamaba bitongos a aquellos que sostenían un comportamiento educado y con clase. Se les llamaba bitongos y gente con rezagos del pasado pequeño burgués a los ciudadanos decentes que daban las gracias, los buenos días y trataban de alejarse de la vulgaridad de moda, fenómeno que trajo a la larga la intolerancia, la violencia en todos los aspectos y la filosofía callejera del Bicho, la del tipo violento, de escasa urbanidad, incapaz de sostener una conversación, pero triunfador a su manera.

Que todo se trata de que los jóvenes de hoy no piensen mucho, no es nada descabellado, es un hecho que se demuestra día a día, o mejor, noche a noche, cuando veo salir de los clubes nocturnos de la ciudad a una masa desenfrenada y turbia, con los ojos perdidos y los sentidos bloqueados de tanto reggaeton y su ola de violencia.

Pero nosotros, los tembas de hoy, estamos nuevamente callados, mirando por nuestra ventana estos aires de terror y de escasos pensamientos. Si comparo a un joven de mi etapa de estudiante, incluso uno de aquellos que nunca disfrutó ni de Juan Manuel Serrat ni de Emerson Lake & Palmer, con cualquier muchacho reggaetonero de hoy día, veré con exactitud las carencias del joven de hoy; no aspiro a que escuchen a Bach y a Vivaldi, ese es un lujo que adquirí precisamente escuchando en mi juventud a las bandas de rock sinfónico, aquellas que en su momento tampoco eran difundidas por los medios oficiales. Entonces en un día como ayer, sagrado para la Cultura Nacional, escuchando la música de mi vecino, a sabiendas de que no es Serrat, ni Los Beatles, ni Elena Burke, tuve que sonreír y tatarear con nostalgia las canciones de Los Mustangs, Marisol y La Massiel, creando en mi cuarto otra especie de zona Vintage.

Hay muchísimos focos por toda Cuba, son los bastiones de los que no se resignan a escuchar lo que está de moda; pero me da pena con los jóvenes. Cuando estos chiquillos sean adultos y quieran recordar la música que los hizo libres, tendrán que acudir a toda esa manada de reggaetoneros que hoy ensucian el espectro sonoro de la isla. Me pregunto qué sentirán cuando siendo ya unos vejetes, en un domingo aburrido como este, busquen entre sus grabaciones y encuentren para ablandar la tarde, un disco de Wisin & Yandel y Daddy Yankee, y canciones que digan: te voy a poner rojo el agujero, temas que serán el sustento de su pasado, y el presente mío y de mi vecino.

lunes, 14 de octubre de 2013

Aparece nueva población cercana a Sancti Spíritus



Entrada a Villaverde.
Ha sucedido un hecho sin parangón en la provincia: entre la ciudad de Sancti Spíritus y el municipio de Guayos, acaba de aparecer de la nada una nueva población de más de once mil personas.
El suceso ha traído a investigadores de toda la nación, etnólogos, arqueólogos, curiosos y policías. 

El jueves 3 de octubre el ministro Metodista Julio Aparicio, viajaba en su automóvil desde la capital provincial a la vecina ciudad de Cabaiguán con objetivos misioneros cuando el auto, por problemas mecánicos, tuvo que adentrarse por un camino en la senda izquierda de la carretera central, ya a escasos kilómetros de Guayos; en menos de diez minutos de travesía, buscando agua potable para el radiador del auto, este  hizo entrada a un raro y sorpresivo vecindario. Creyendo dicho  pastor que estaba perdido, intentó regresar a la carretera central, y su sorpresa aumentó al comprobar que estaba bien situado, y que había llegado a una nueva población donde lo atendieron cordialmente, resolviendo agua, descanso y alimentación. 

Investigó entre los habitantes del lugar y según confiesa el párroco, nadie supo contestar sobre la situación geográfica de la comarca. Después de pasear por la ciudad y disfrutar de la serenidad que le trajo el lugar, regresó a la ciudad de Sancti Spíritus e hizo el comentario del suceso a las autoridades locales, hecho que nadie creyó en un principio, pero que felizmente fue corroborado por el chofer de una ambulancia que viajaba a Santa Clara con un paciente diabético, y que por problemas similares tuvo que hacer parada temporal en la nueva población.

Viejo puente de Villaverde, camino a Guayos.
La noticia ha corrido rápidamente entre los espirituanos y por toda la isla, hecho que ha traído una ola de curiosos de los cuatro puntos cardinales al punto de que las autoridades han tenido que establecer el orden. Nunca antes ha ocurrido algo semejante, y este misterio, según dice una nota de prensa en el semanario provincial, tendrá que ser resuelto con toda la ética revolucionaria y con la responsabilidad característica.

Julio Aparicio; ministro Metodista.
Según dice el pastor Julio Aparicio, es un hecho sin precedentes, pero será siempre un hecho feliz, pues son nuevos miembros para la comunidad espirituana y nuevas almas que necesitarán, en su momento, una palabra de amor y un mensaje de salvación. Son gente muy humilde y tranquila con gran acervo cultural, aunque esto necesita investigación,  confiesa el pastor. En la mayoría de los casos son familias de campesinos, cosechadores de hortalizas y ganaderos, aunque poseen una cultura local sumamente interesante y variada. En las dos visitas que he realizado a la pequeña ciudad he visto la camaradería de su gente, algo callados y meditabundos, eso sí, pero es preferible la meditación al alboroto ciudadano. Lo mejor que tienen es el pan, prosigue en Pastor, es de una calidad insospechada; elaborado con harina del lugar, de un hojaldre nunca visto en estas tierras y de gran aceptación en la población.

Carlos Quintanilla, delegado del Poder Popular en el caserío más cercano no sale de su asombro. Esto es muy raro, comenta, nunca antes ha pasado algo así, lo que ha traído mucha gente al lugar y todavía no sabemos con certeza que rumbo va a tomar este asunto. Lo peor, comenta, es que estos habitantes no poseen ninguna documentación que los acredite como ciudadanos cubanos, no pues tienen carné identificación, y eso es sumamente grave. Muy pronto llegará una comisión nacional para darle vía a este proceso; estos nuevos ciudadanos tendrán que regirse por las leyes vigentes, incluido en Carné de Identidad, los CDR y todas las organizaciones de masas; además, deberán entrar dentro del programa de cuentapropistas con el correspondiente impuesto mensual. 
También se efectuará, luego de un censo a profundidad, la repartición entre los ciudadanos de la libreta de abastecimiento con su canasta básica. Lo más inmediato, prosigue, es la creación en la localidad de diferentes instituciones culturales y sociales, en las cuales estará incluida la casa de Cultura donde se pueda acceder a diversas maneras de hacer música, danza y todas las demás manifestaciones. Ya sucederá la próxima semana el primer desfile pioneril con alumnos de la ciudad de Sancti Spíritus, Guayos y localidades cercanas; también procederemos a la creación de una policlínica docente, una discoteca con música salsa y reggaeton, una heladería Coppelia y el primer campo de tiro de las MTT; ya funciona una peluquería particular cuya dueña se trasladó a la nueva ciudad procedente de Sancti Spíritus y un puesto de venta de pizzas de un cuentapropista llegado hace unas horas desde la localidad de Guayos.

Faltan algunas investigaciones para saber cómo ha sucedido esto. La gente callada y tranquila de la nueva población la llaman Villaverde, pero el gobierno provincial evalúa y estudia la posibilidad de cambiar el nombre por el de Comunidad Venceremos.

Los habitantes de Villaverde se niegan a ser entrevistados por la prensa y la radio; ellos dicen que no necesitan esas manifestaciones de promoción, y que solamente desean vivir en paz de su trabajo y su cultura popular. Aunque ya llegó la avalancha desde ciudades vecinas, ellos no han perdido la concentración,  a pesar de que han aparecido varios camiones invitando a la juventud a disfrutar de un día en la playa Ancón de Trinidad a cambio de algunos productos locales, pues todavía no existe moneda de cambio, aunque ya se estudia para un futuro una tienda en divisas y por supuesto, la instauración de un sistema de remuneración al trabajo en moneda nacional.
Parque de Villaverde, futura Comunidad Venceremos.

La aparición de Villaverde en nuestra provincia es y será una experiencia grata. Todos los ciudadanos espirituanos debemos recibir con verdadero calor humano a estos nuevos ciudadanos que han aparecido de la nada, pero que juntos podremos hacer un mundo mejor.

lunes, 7 de octubre de 2013

Miedo



Cuando Ciro me describió de manera tan explícita las características físicas de Ana enseguida me puse en guardia. Algo raro sucedía. Todos sabemos que Ciro es informante de la Seguridad del Estado; entonces aquella descripción trajo dudas en mi mente.

Acabo de verla pasar frente al cine, me dijo; con su caminar recto, sus piernas curvadas y sus pies planos con el pequeño lunar.
La cuestión es que Ana no tiene las piernas tan curvas ni los pies tan planos como para que todos lo adviertan a primera vista, y el lunar que exhibe en el empeine es apenas visible.
Mi cerebro comenzó a funcionar: 

              1-     Ana y Ciro sostuvieron una relación en tiempos pasados.
         2-  Ciro está perdidamente enamorado de Ana, al punto de fijarse en esos pequeñísimos detalles.
              3-     Ana también es de la seguridad del Estado.

Las dos primeras conclusiones fallan, pues si ellos hubieran tenido un amorío en tiempos pasados, lo más probable es que me lo hubieran dicho; ellos saben que no es un problema para mí una relación pasada. Por otra parte, que Ciro esté perdidamente enamorado de Ana también es improbable, ya nunca he sentido la punzante vista de Ciro atravesando el éter para clavarse en Ana; además, ella nunca me ha insinuado, ni remotamente, nada que sostenga esta tesis.
Lo más probable es que Ana también es de la Seguridad del Estado.

¿Por qué seguir arando en un terreno donde siempre puedo resbalar? Ana y yo hemos tenido días de locura sentados en las playas de Trinidad.
Eres un genio, me dice cada vez que le esgrimo razones para decirle que la vida es una mierda, que las ganas de ser feliz son más grandes que toda esta cadena de horas que consumo caminando por las calles de mi ciudad.

¿Pero ahora qué hago?
Ya no podré hablarle más de política, ni de la corrupción o la falta de ética en la sociedad.
Seguramente Ana me sonreirá con sarcasmo, me besará con un ligero toque de labios y se marchará sin prisa, a informar sobre mi mala conducta.

Otra estrategia sería hablarle bien de todo, aunque por dentro hierva; pero eso no está bien, pues será una relación turbia, poco decente y ficticia.

Estábamos cenando en un viejo restaurante. Te ves preocupado, me dijo. Sí, tengo problemas con mis clases; los programas son una basura, y además, tengo detrás de mí al ideológico del Partido que dice que yo no tengo madurez política para enfrentar una profesión como la mía.
Ana me acarició la frente; miro con cautela a los comensales cercanos. Mira, dijo, tú sabes que hay cosas que no se pueden decir en público, pues te marcarán para toda la vida. Vamos a casa a bebernos unas cervecitas y descansa un poco. Yo le dije que estaba realmente cansado, muy cansado de luchar con un grupo de comemierdas que ven dondequiera una amenaza del enemigo. Bueno, nada es perfecto, respondió. 

Esa noche no hicimos el amor, nos quedamos mirándonos fijamente casi toda la noche hasta quedarnos dormidos como ángeles para luego, en la mañana, lucir unas ojeras descomunales en mi clase. ¿No es raro todo? Ana no se inmutó como antes, solamente se limitó a mirarme en la madrugada como si todo estuviera resuelto con un chasquido de sus manos o de las manos de Ciro, su jefe o supervisor de misiones.

Ella me espera esta tarde para salir a caminar a la vera del río y después entrar al teatro. Yo la voy a mandar al carajo apenas la vea. Perderé a una muchacha bella, inteligente y que quizás me ame, pero no estoy seguro, y en materia de política aquí hay que estar claro, porque si no te joden, y no quiero ver como Ana me desgracia la vida el día en que Ciro le ordene hacer un informe sobre mi ideario y yo termine como un paria sin trabajo, sin posibilidades de salir a flote y tenga necesariamente que largarme en un bote a casa del carajo.

Me estará esperando frente al puente, recostada con gracia al muro de piedra. Cuando me bese le diré que se vaya a la mierda; que estoy hasta la coronilla de mi escuela, del ideológico del Partido, de Ciro, de la política y de ella.

jueves, 3 de octubre de 2013

Altar con aires medievales en la iglesia Mayor



Conjunto emplazado en la Iglesia Mayor.
Hace apenas dos meses que la Iglesia Parroquial Mayor tiene una nueva obra de arte que la convierte en sitio único de referencia en el país.

Por obra del artesano Jorge Luís Madrigal, se ha emplazado en la Capilla del Santísimo la imagen de Jesús, María y San Juan, un conjunto escultórico que escapa de los estrechos marcos de la iconografía que existe en Cuba.

El artesano ha recreado la obra de la misma forma y estilo como lo hicieron los antiguos artesanos medievales españoles.

La artesanía religiosa peninsular adquirió en la Edad Media notoriedad en toda Europa; sus artesanos lograron la carga emocional a golpe de gubia, estuco y policromías con Temple, como lo expresa el Cristo de Torres en Navarra.
Cristo de Torres. Navarra, España.

Estas representaciones de origen Bizantino, heredan en el período Románico un naturalismo Gótico, logrando así cambios sustanciales de forma y hasta de contenido.

Cristo románico.
La esculturas españolas se hacían con la madera del lugar: pino, roble etc. Jorge Madrigal ha utilizado en nuestro caso la Jocuma, madera que según el artesano, puede conservar la pieza intacta por una eternidad.

A pedido de Organizaciones religiosas, y con la debida información, traída de España por el párroco Albán María de una vieja iglesia del siglo XIII, el conjunto escultórico tardó siete meses en concluirse.

María de la Iglesia Mayor.
San Juan de la Iglesia Mayor.
Figura central del conjunto. Iglesia Mayor.

 La Iglesia Parroquial Mayor posee ahora el único conjunto escultórico que recrea a las viejas abadías llenas del hieratismo característico que las hace tan llamativas y propicias a la meditación.

martes, 1 de octubre de 2013

Modus vivendi



Hace mucho que vive en el centro de la ciudad y casi nadie lo conoce. Lleva más de una década sin salir ni interrelacionarse con sus vecinos que saben que él existe, pero le han dado de baja de la nómina de los vivos en el barrio.

Lleva mucho, demasiado tiempo frente a su botella de vino. Fue quizás el presente de un amigo, o el envío como aguinaldo de una vieja navidad que ya ni recuerda.

La conoce perfectamente; puede repasar su forma cuando duerme, recordar la coloración rojiza, imaginar el olor y el exquisito bouquet que ella le ofrece. Ha estudiado a fondo la denominación de origen Rioja y las bodegas Domecq; sabe la historia del Tempranillo, Graciano y Mazuelo,  las uvas permitidas para la elaboración de su botella Marqués de Arienzo. Colecciona documentos y fotos que le informan al respecto.

Alguna vez ha tenido el deseo de abrirla y probar ese líquido sanguinolento que lo espera tras el cristal, pero siempre pone a salvo su tesoro.
 Disfruta, cuando acaricia su cuerpo, como las manos frías se traslucen distorsionadas en el líquido.

Ya no le importa nada; solo hundir la mirada en el silencioso espejo que lo domina.
Hoy la desea sobre todas las cosas. Sostiene entre las manos el descorchador, pero las fuerzas se le acaban; pues reconoce que cuando se beba su botella de vino, tendrá que recurrir a la televisión, la radio, la lectura y las falsas relaciones humanas, esos tontos inventos de la gente común para poder sobrevivir en este mundo.

martes, 24 de septiembre de 2013

Remberto Lamadrid : El último bohemio



Les regalo este trabajo de Maikel Rodríguez, especialista del Consejo Provincial de las Artes Plásticas de Sancti Spíritus. Ya era hora de escribir sobre Remberto Lamadrid.

 Remberto Lamadrid : El último bohemio


Lamadrid ha preferido trocar los falsos relumbres de la gloria por el trabajo de promoción cultural, descubriendo y potenciando la pintura popular espirituana.

De ojos transparentes y nariz mitológica, suelo compararlo con aquellos pintores de domingo que abandonaban el bucólico Montmartre para retratar su musa de turno a orillas del Sena. Lo recuerdo deambulando por el grisáceo corredor del antiguo convento de Los Mercedarios, en los altos del boquete del Coco, donde radicó el primer Taller de Artes Plásticas que tuvo Sancti Spíritus.

Allí, amén de compartir oficio y pitanza con El Monje, solía inclinarse sobre el hombro de los estudiantes para corregir el trazo impreciso con alguna recomendación oportuna, o ajustaba el sempiterno bodegón frente a las mesas de dibujo para que la luz hiriera cuerpos y espacio, desplegando un complicado juego de sombras que solo los discípulos más osados intentaban llevar a la cartulina.

Remberto Lamadrid es viejo y sabio como la esfinge tebana. Maestro de generaciones, graduado de la Escuela Nacional de Instructores de Arte en 1965, investigador y pintor naif, los espirituanos aún tenemos la dicha de verlo recorrer las calles donde tantas veces ha imaginado sus girasoles al óleo, o aquellos hongos imposibles, hijos del calor y el aguarrás, que bajo el fiero tabardillo irradian esporas de color al impoluto cuerpo del lienzo.

Rendirle tributo en poco menos de dos cuartillas es casi imposible. ¿Cómo agradecer su constante labor educativa, sus desvelos frente al estoico caballete, la sencillez con que acogió a tantos artífices yayaberos, consagrados hoy, y abrió para ellos las puertas de la belleza? ¿Cómo estrechar desde la tinta y el papel sus manos de árbol añejo, de viajero incansable por los dominios del sueño? ¿Cómo asir su quijotesca figura, si parece brotar de un tiempo donde vida y pintura eran la misma cosa, y pasa a nuestro lado como un fantasma taciturno, llevando consigo los secretos, anhelos o desdichas de aquellos grandes incomprendidos que se embriagaron de ajenjo y libertad en las calles parisinas a principios del siglo pasado?

Ajeno a las confusas dinámicas del mercado de arte, huérfano de grandes exposiciones o catálogos lujosos, Lamadrid ha preferido trocar los falsos relumbres de la gloria por el trabajo de promoción cultural, descubriendo y potenciando la pintura popular espirituana, dando voz a esa plástica muchas veces anónima, casi siempre sincera, que nace del alma y nos llega libre de las imposturas técnicas y conceptuales que impone la academia.

El Lama, como le decimos con cariño y respeto, solo detiene su paso ante un cigarro y una buena taza de café, que degusta con parsimonia, como si en ello le fuera el aliento. Para suerte nuestra, verlo sigue siendo una fiesta innombrable, y abrazarlo, un feliz encuentro con la indeleble pátina de todo lo bueno y lo antiguo que puede albergar nuestra ciudad.

Es él, sin lugar a dudas, nuestro último bohemio: único ejemplar que aún conservamos de esa legendaria raza, casi extinta en la actualidad, capaz de transformar óleos y telas en un deslumbrante mapa del corazón humano.

Maikel José Rodríguez Calviño.

lunes, 23 de septiembre de 2013

La fe



Por levantar la piedra que aplasta nuestro sueño, descubrimos la humedad lacerante.
2 Por sumar un gramo de sapiencia, queremos ser un todo, una mágica y enorme porción del todo en uno.
3 Esa es la confianza en el orden: Aprenderás, elevarás tu espíritu y serás bendecido.
4 Pero la pobreza del alma es otro deber, otra alocución que sabemos hace mucho.
5 Y la humedad sigue al desconsuelo. La ferviente mirada bajo la piedra nos reprende al musitar: ¿Cómo pudo ser posible? ¿Cuántos siglos tendremos que esperar para disolvernos?
6 Si ayer sosteníamos con fuerza el azadón, ahora nos lastima.
7 Por fe fuimos llamados a buscar.
8 Por fe nos salimos del cascajo y llegamos a la piedra viva.
9 Así, sostenida la humildad y la complacencia, vemos trepidar los días y las noches, envueltos en la mísera casaca.
10 No somos el hijo de Jacob, no somos la zarza que arde en la montaña.
11 Cuando sabemos que algo nos faltó, viene la rueda del molino oprimiendo nuestros cantos,
12 nuestra esperanza de una plaza cerca del podio, donde alguien declara que todo está creado y el mundo se doblega a nuestros pies.
13 Pero no hay llamamientos, se calló el vocero del rey y la plaza está vacía.
14 Hasta cuándo viñedo mío, hasta cuándo estaremos a la deriva, buscando una nube que nos cubra y la lluvia de otoño que nos dé la paz prometida para vendimiar con gracia.
15 Hasta cuándo hundiremos el azadón en la garganta del valle sin encontrar la tierra prometida.
16 Si fuimos dotados de la imparcialidad del alarido, ahora, por fe, debemos permanecer callados; esperando que otra piedra se levante.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Enemas culturales en la ciudad




Cafetería El parque.
En la ciudad se ha despertado el interés de la población por un nuevo servicio que oferta el establecimiento gastronómico Cafetería El Parque. Desde hace una semana existe la posibilidad para los clientes de hacerse un enema de café mezclado por el módico precio de 2 pesos en Moneda Nacional. Existen varias ofertas, entre ellas Café Expreso, Café Cortadito y Café Capuchino.

Es una opción más para los amantes del café en cualquier hora del día y de la noche, pues este servicio tiene un horario que cubre hasta la madrugada.

Moisés Suárez, administrador del centro, declara que a pesar del poco público en los primeros días, la afluencia de clientes ha ido en aumento. « Tenemos la esperanza –nos dice- de ofertar en un futuro este servicio con zumo de  plátano, naranja y mandarina, lo que convertirá el lugar sitio de referencia para aquellos que deseen degustar el buen café cubano mezclado con frutos tropicales; además, está en estudio la posibilidad de incluir en la carta enemas de Café Cubita, solo que el precio de esta opción será en Moneda Convertible, aunque se procurará que sea bien económico».
Moisés Suárez, administrador del centro.

«Otra idea que ha dado frutos –continúa Moisés- son las tardes de café literario, en sendas actividades culturales con música, poesía y enemas; opción de mucho interés para los intelectuales y la población en general».

Cristina, la enfermera-gastronómica, confiesa sentirse a gusto en el local. «Toda mi vida -comenta Cristina- trabajé en el Hospital Provincial, y ahora, laborando como expendedora de este servicio en un lugar tan hermoso, me ha traído felicidad; además, aquí puedo conocer gente interesante, escritores y artistas que junto al público general, pueden mostrar su talento musical, pictórico y literario mientras disfrutan de un cálido enema, elaborado con puro café mezclado y diluido en agua previamente hervida; muchos han venido a degustar la nueva oferta, principalmente músicos de la llamada Nueva Trova, actores y algunos escritores de la localidad, los cuales aprovechan el momento para interactuar con los presentes».
La enfermera Cristina.

Tomás Valdés, un trovador reconocido de la ciudad, nos dice que esta oferta es encantadora. «Me gusta ver -asegura- cómo las personas escuchan mis canciones mientras sucede el enema; es una experiencia única cantar con la sensación de limpieza interior. Espero que en algún momento comiencen las lavativas de frutas tropicales, aunque para decir verdad, una de café puro es la perfección».

Marianela Carmenate.
Por ahora el público procede con cautela; algunos todavía no se deciden a probar este nuevo sistema de degustación de la cafeína, pero según la administración, la esperanza de un local colmado, es lo último que se pierde. «Invito a todos los ciudadanos a pasar un momento de increíble calma y espontaneidad –dice Marianela Carmenate, jovencita asidua al centro gastronómico- aquí podrán sentirse como en familia, escuchar buena música y buena literatura, mientras sientes el rico café mezclado limpiando tu cuerpo».

lunes, 9 de septiembre de 2013

Profesión



Temprano en la mañana el sonido del tren despierta a la ciudad. Primero es el silbido desde los arrabales, avisando a la estación su próxima llegada; después sucede un ruido sordo, como un ejército de tanques de guerra que se acerca.
Yo estoy  levantado. Me gusta ver como la calle, desierta en la mañana, va saliendo del letargo. Comienza el día con los vendedores, los policías, y el sol como una pelota de fútbol subiendo por el horizonte rojo y amenazante, anunciando como el tren, su llegada a la ciudad.
Siempre he tenido poca disposición para el trabajo, aunque mis manos duras y los dedos ásperos muestren lo contrario. Los días se van sin mucho esfuerzo físico, mirando como se despierta la ciudad,  viendo a las mujeres presumidas caminar bajo el sol y resolverle sus problemas.
Mis padres quisieron que estudiara medicina, pero soy alérgico a la sangre; cuando veo un charco rojo mis nervios se alteran y cierro los ojos para no imaginarme que me están desangrando en medio de la plaza mayor.
Terminé mi adolescencia sin estudiar. Cuando mi madre me ofendía diciéndome que era un vago, con lágrimas en los ojos, yo bajaba la vista y pensaba que algún día algo bueno pasaría con mi vida.
Mi padre fue un prisionero de las tropas de la UNITA; estuvo varios meses entre la vida y la muerte, hasta que en una batalla lograron rescatarlo y lo enviaron a Cuba como un héroe. Así vivimos de la fama por mucho tiempo. Una noche se marchó a La Habana para resolver problemas de trabajo, dijo él. Nunca regresó. Ese día el silbato del tren me dijo que algo no andaba bien. Mi padre se despidió con soltura, me puso entre las manos quinientos pesos y me pidió que cuidara a mi madre. Cuando el tren se perdió entre los arbustos, miré hacia atrás y ella estaba en medio de la línea, sola y cabizbaja.
Regresamos a casa a esperar los acontecimientos. Fue en ese instante cuando comencé a esperar el sonido del tren. Pero un día nos enteramos que mi padre se había marchado ilegal para los Estados Unidos.
Mi madre y yo nos miramos con perplejidad. Ella entró en el cuarto y encendió la radio; así estuvo muchos días, sintonizando estaciones extrañas, buscando noticias en otros idiomas sin entender nada de lo que hablaban. Ya no éramos héroes. En mi escuela los profesores me observaban con severidad, y mi vieja tuvo que trabajar duro en un restaurante para poder alimentarnos.
A veces, cuando el silbido entra a mi cuarto, me parece que viene de un tren inmenso que se pasea por las líneas de Estados Unidos, cargado de negros y putas, con mi padre entre ellos tratando de buscar pelea en cualquier momento.
Lo esperamos muchos años. Yo dejé la escuela y comencé a trabajar de ayudante de mecánico en un taller muy lejos de la casa.
Cuando la vieja murió, sola y con dureza en el rostro, volví a escuchar el maldito silbido. Casi amanecía y un silencio demasiado convincente inundaba la casa; pero nadie puede creerme que cuando el tren avisó su llegada, yo supe que algo estaba pasando. Pocos fueron al funeral. Mis tíos de Santa Clara me acariciaron, prometiendo que me ayudarían a seguir luchando. Nunca más los vi.
Ahora vendo dinero en la misma puerta de la estación de trenes. Muchas veces tengo que esconderme, pues me han hecho varias advertencias, amenazándome con enviarme a prisión si no me integro a un centro de trabajo.
Otros vendedores me dicen que hay lugares menos peligrosos en la ciudad, pues la estación siempre está plagada de policías y chivatos; pero yo no cedo mi espacio; aquí tengo algunos dineros para subsistir, me divierto al ver la gente que va y viene cargada con equipajes extraños, y tengo el maldito tren. Doy veinticinco silbidos por uno distinto, que me traiga buenas nuevas, porque cada vez que la locomotora se anuncia en la lejanía, me reviso los bolsillos, me palpo el cuerpo con mis duras manos para ver si estoy sangrando, y miro asustado a mi alrededor, porque sé que nada bueno me sucederá.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Desaparecen tres escritores en la villa



Justo el día de un gran recital de poesía en la ciudad, tres poetas han desaparecido sin dejar rastro. Ha sido un hecho insólito en la historia local.
Muchos colmaron la sala del teatro hasta bien tarde en la noche, esperando la aparición de los tres literatos en la velada cultural del pueblo,  pero fue en vano. Después de dos días ha sonado la alarma entre los ciudadanos.
 Genaro Rodríguez:
La ciudad no se resigna a perderlos.

El señor Genaro Rodríguez, director de Cultura, conversó con los desaparecidos justo en la preparación del evento artístico, horas antes de la desaparición; recuerda que Poeta 3 bebía unos tragos en los portales de la casa de Poeta 2, mientras Poeta 1 preparaba un extraño bolso de viaje cargado  de libros viejos para regalar en el recital. Poeta 3 reía a carcajadas y obviaba los insultos de su novia, también ebria, y la esposa de Poeta 2 llamaba al orden.
«Nunca ha sucedido algo así,  nuestra ciudad no se resigna a perder a nuestros talentos», comentó Genaro.

Felicita, la esposa de Poeta 2, dice que ellos estaban preparando algo raro. «Recuerdo –nos dice-  que minutos antes de desaparecer, Poeta 1 y Poeta 3 le dijeron a mi esposo que me diera un gran beso, y así lo hizo, solo que no entendí en ese momento de qué iba todo. Simplemente cerraron la  puerta del cuarto de estudio de mi esposo y luego vino un silencio. Pasaron las horas y todos creíamos que estarían allí, hablando de literatura o bebiendo, pero la preocupación aumentó al ver que llegaba el momento de comenzar el recital; entonces llamamos a la puerta y nadie contestó. Pasada esa noche, entre el ir y venir de vecinos, amigos intelectuales y familiares, decidimos echar la puerta abajo ya al amanecer,  y cuán grande fue la sorpresa al ver la habitación vacía.

Felicita, esposa de Poeta 2, espera preocupada.
Felicita nos muestra el salón de estudio de Poeta 2. «Yo no acabo de entender, –comenta- estoy consternada, pues mi marido nunca ha sido un hombre problemático, no en este sentido de perderse con amigos. Su única afición era escuchar hasta bien tarde los Nocturnos de Chopin y hablar mal, a escondidas, de Poeta 1 y Poeta 3. Aunque desde hace un tiempo la relación de ellos se hizo más estrecha, él siempre decía que estos dos jóvenes eran miserias literarias, con poco conocimiento e ínfimo talento para escribir».

Martica, la novia de Poeta 3 dice que no sabe nada, solo sospecha que este tiene una relación amorosa con una mujer alcohólica de la ciudad de Trinidad, pero no sabe por qué Poeta 1 y Poeta 2 también han desaparecido, pues ella está convencida que ninguno de los dos hubiese admitido el desliz de su novio. También confiesa que la amistad de estos tres escritores nunca fue tan grande como piensan: «Recuerdo las noches de desvelo en mi cuarto –dice - cuando Poeta 3 escribía largos tratados en contra de Poeta 1 y Poeta 2; decía que eran malísimos escritores, y además, poco confiables como personas. Yo no le hice mucho caso, pues a pesar de sus escritos y sus encontronazos, siempre se les veía juntos. Solo han dejado una foto confusa y extraña. Se llevaron todos los poemas y cartas, incluso aquellas que me enviaba Poeta 3 cuando éramos solo amigos».


Martica, novia de Poeta 3
Concha, trabajadora de la Casa de la Cultura, dice que ha tenido por años una excelente relación con los tres escritores, sobre todo con Poeta 2, que siempre ha sido su buen amigo y consejero.
«Es un hombre -opina Concha-  amable, culto e integrado;  me da los buenos días y da gracias por cualquier atención, cosa rara hoy. Poeta 3 es más simpático y le gusta el trago, habla más alto y fuma demasiado. Poeta 1 es callado y también fuma, está integrado a las organizaciones de masa y se rasca los genitales en público, cosa que le ha costado severas reprimendas de Poeta 2, pero es también un buen muchacho».
«El único momento difícil que yo recuerde, -dice Concha- fue aquella gran discusión, en un taller literario, donde salió a flote una carta que Poeta 1 envió a distintas editoriales del país, en la que decía que Poeta 2 era un farsante, que sus clases de literatura eran un fracaso y que su obra no merecía ser publicada; además, que esa sórdida relación con un alcohólico como era Poeta 3, traería mala reputación a la Casa de la Cultura.

Para algunas cosas los tres eran inútiles, claro, para esas cosas prácticas de la vida como ordenar las sillas de la Casa de la Cultura, reparar la instalación eléctrica del edificio o hacer la cola en la tienda cuando viene la cuota, pero en general eran excelentes ciudadanos. No sabemos qué ha pasado; les preparamos a los tres un tremendo recital de sus poemas, y habíamos conseguido varias botellas de ron, a pedido de Poeta 3. Todo estaba listo, vino muchísimo público a verlos, pero mire usted qué raro, algo extraño tiene que haber sucedido».
Concha:
Eran excelentes compañeros, los extrañamos mucho.

El parque central es el sitio de encuentros; una veintena de personas esperan las noticias de los desaparecidos.
Poeta 1 y Poeta 3 eran conocidos en los espacios públicos del pueblo. Poeta 1 pensó siempre en ser líder de una banda de Jazz; estudió idioma Polaco en la Facultad de Lenguas Extranjeras en La Habana, fue miembro en la capital de varios proyectos de creación poética, actividad que se vio premiada con la publicación del poemario El Retorno del Séptimo. Hace una década regresó a la villa, lugar donde ha escrito varios cuadernos y ha impartido charlas de Poesía Polaca Contemporánea en la Casa de la Cultura.
Poeta 3 estudió percusión en la escuela elemental de música. Conformó, junto a Poeta 1, una pequeña banda de Jazz con la cual daba sendos conciertos en varios lugares públicos, incluida la casa de la Cultura. En los últimos años su dependencia del alcohol se hizo evidente; esto trajo la disolución de la banda, aunque la amistad con Poeta 1 no sufrió trauma. Era común verlos, junto a Martica, todas las tardes sentados en el pequeño malecón, a la vera del río, hablando de literatura y tomando aguardiente Santero. Publicó los libros Látigos de la Noche y Confesiones en Rondó.

Poeta 2 nació en Encrucijada y deshizo muchos caminos para llegar a nuestra ciudad y ser el profesor de muchos escritores jóvenes, incluidos los Poetas 1 y Poeta 2, por los cuales llego a tener sincera devoción, aunque sabemos que la relación entre ellos tuvo sus altas y bajas.
Fue sacerdote Católico Liberal en Zulueta, provincia de Villa Clara. Después de obtener por correspondencia un título de Maestro de Literatura Esotérica, expedido por la Hermandad del Loto, en Maryland, Estados Unidos, se dedicó a enseñar Poesía Comparada, obteniendo una  plaza de asesor de Literatura en la Casa de la Cultura de la ciudad. Publicó ensayos literarios en diversas revistas especializadas del país y el poemario Cadenas Cartesianas.

El mundo intelectual de la ciudad está en vigilia. Nadie sabe con certeza qué ocurrió en el salón de estudio de la casa de Poeta 2. No hay señales para poder seguir un cauce. Definitivamente una salida literaria deberá ser el final, pero es pura especulación, pues podría suceder cualquier cosa en este mundo, y nosotros, simples mortales, no alcanzamos a ver ni un ápice de la realidad.

Única foto encontrada de los poetas desaparecidos.

Tenemos miedo. Nacemos con el ancestral miedo a la muerte, a la noche, a la separación; y no entendemos todavía cuando el reloj suena a deshora o cuando unos escritores pierden el camino de regreso.