jueves, 1 de agosto de 2013

La Vaca

En el salón principal de tiendas exclusivas hay una vaca. Nadie sabe cómo llegó a este lugar, rodeada de suaves fragancias y vestidos caros. En sus ojos inconmovibles se reflejan las joyas que tras el cristal, le envían destellos luminosos. Mansa y melancólica, profana la alfombra roja con tortas de mierda frente a los prestigiosos clientes en la ciudad.

Todos asombrados se preguntan cómo es posible. Los más creativos aseguran que es parte de una campaña publicitaria para lanzar al mercado algún producto de Swarovski,  Gucci o un nuevo bolso de Louis Vuitton.

La multitud crece frente al rumiante. Los niños  piden a sus padres una foto junto a ella. Hombres y mujeres decentes, admiran la decisión de mostrar un animal en perfecto estado de salud junto a productos de alta calidad.

Los ecologistas se preocupan, no saben discernir por donde viene la embestida de la gran máquina de consumo; ya está el vocero preparado para lanzar una nota de protesta y enjuiciar a la empresa millonaria que montó la escena.

Allí está la vaca luciéndose entre la rancia sociedad. También está asombrada; solo ve largos espejos, luces de colores y grandes extensiones de telas, bolsos y material insípido.

Esto es inexplicable, piensa y muge, mientras se menea con gracia para darle velocidad al rabo, que inútilmente busca alguna mosca en el salón.

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