Corrosión del Acero
(Cuentos)
Hermes Entenza
Editorial Velámenes.
Acaba de nacer mi libro de cuentos "adultos", publicado por la Editorial Velámenes.
Este libro de cuentos fue escrito en dos partes divididas por el Océano Atlántico. Las primeras esbozadas y terminadas narraciones fueron concebidas en Cuba, en plena pandemia, en aquellos días de silencio, soledad y muerte, matando el tedio con la creación, pintando por el día y escribiendo de madrugada. Un día fue 27 de noviembre de 2020, y otro fue 11 de julio de 2021; el estado de ánimo volvió a despertar del letargo, y hubo otros ingredientes en el caldo donde viven personajes, escenas, pasiones rotas y desenfreno. Es difícil armar un volumen de cuentos donde la soledad por la pandemia COVID 19 fuese la protagonista; pero los textos no son sobre la pandemia, son escritos dentro de la pandemia, y cuando el pueblo cubano despertó, y las banderas libertarias comenzaron a flotar frente al Ministerio de Cultura en La Habana y en las calles de toda la isla, créame usted que lee estas letras, que el libro comenzó a nacer.
Hay otros cuentos que fueron escritos en Europa, en el invierno alemán 2023-2024, mirando -y sintiendo- a Cuba desde lejos, puliendo una patria que hoy languidece, y garabateando párrafos donde "el caso Cuba" se manifiesta con ironía, desarraigo y desenfreno, soñando el nacimiento de una isla libre.
Gracias eternas a Juan Carlos Recio y a Adalberto Guerra, gestores y editores que consumieron tiempo y espacio en la labor de darle forma física a mi libro "Corrosión del Acero". Agradecido por el trabajo de estos seres renacentistas que acaban de darle luz verde a 120 hojas impresas.
Aquí les dejo las palabras escritas por Adalberto Guerra, y que están dibujadas en la contracubierta del libro.
Dejo, además, dos cuentos del libro, y también les dejo el link, por si se animan a comprarlo.
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"Lo insular convive en la obra de Hermes Entenza como si él fuera aparte del cordón tectónico que lo une al resto, y en este convivir o aislamiento digamos voluntario, hay para asombro una relación de apego y disociación de lo insular. El caso más ejemplificado es el cuento recogido en este libro de título Tres Islas donde una mezcla de lo idóneo y el caos conviven y se separan.
El autor y los personajes también se separan de lo insular a medias. Nótese el infortunio de Pablo Baguette, un hombre con la cabeza cercenada queriendo regresar al cuerpo distante en una isla con la ilusión única de volver a acariciar las nalgas de su mujer. El alcohol, la locura, un disparo en la cabeza y el sexo también son en la obra de Hermes Entenza un escape del encierro insular que es la realidad."
Adalberto Guerra
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Las tres Islas
Vivo en tres Islas a la vez, tres porciones perdidas en el mar; islas que nadan a favor y en contra de cualquier corriente.
La más grande es mi país, alargada, tensa, letal. Dicen que parece un cocodrilo, pero yo la veo como un clavo de línea, negro y rígido.
La otra isla vive dentro de ella; es mi espacio personal. Allí soy el rey; doy órdenes a mis vasallos (mis objetos de uso personal, mis libros, mis notas, mi perro Odín y mis botellas), enciendo el fuego de la torre y oteo el paisaje de mi pequeño dominio.
Esta isla tiene forma alada; vuela cuando se le antoja, y se asusta al estar viviendo como isla dentro de otra más grande. Las dos no se soportan mucho, pero convivimos en paz.
La tercera isla es más pequeña, y vive dentro de la segunda, que a su vez, vive en la primera.
En esta pequeña nación no hay muchas leyes ni privaciones. Solo hay un pequeño espacio totalmente limpio del extraño y decadente raciocinio de las dos Islas que le sirven de hospedaje. Todos los días hay festejos, grandes problemas telúricos que terminan en un cierre temporal de las fronteras.
No hay prisiones ni ejército, y por supuesto, hay plena libertad. Por los arroyos corre vino tinto, se puede andar descalzo, decir todas las malas palabras del universo y es legal hablar cualquier cosa por muy extravagante que parezca.
Allí caben pocas personas, y es casi imposible que alguien se le otorgue la ciudadanía. Han entrado dos o tres con visa turística, y por lo general se han marchado porque extrañan el modo de vida de las islas más grandes y se han largado en acto de rebeldía.
Tú entraste con visa de trabajo; emprendiste la tarea de pintar las paredes de esa pequeña patria y componer canciones, pero no dormías; te bebías toda el agua de la lluvia y andabas constantemente desnuda por las callejas, hasta que te sentiste acosada y decidiste marcharte a la segunda isla donde eres parte de la corte. Desde allí me escribes cartas y envías canciones para alegrar las fiestas.
En esta isla, que se parece a una manzana, no es preocupación lo que sucede en las otras dos. Aquí es más importante vivir la noche y beber el vino tinto del arroyo, a la luz de las tres distintas lunas que existen.
Quizás un día podremos hacer un festival, un baile de máscaras para confundir a las otras dos, y esta pequeñita podría ser la capital del mundo.
Si estoy aburrido visito las otras islas, pero nunca me siento bien del todo. En la mediana, a veces mis vasallos no me hacen mucho caso, y eso me molesta; en la mayor soy yo quien no obedece y siempre me trae problemas.
Cuando estoy cansado de caminar y hablar con la gente, pienso lo diferente que es ejercer el criterio en mi pequeña patria, entonces compro mi pasaje y vuelvo a mi isla a descansar, a ver desde dentro cómo se sufre y lo mal que se vive en la isla primera, y hasta en la segunda.
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Piano Mecanique
Muchos años estuvo Ethienne esperando un chance para venir al caribe. Su hambre de conocimiento y la mustia soledad de una joven que baja desde el centro de París a los perezosos muros del malecón habanero, pedían a gritos un corto circuito cargado de esencia de rosas, olor a hierba mojada y la rudeza de unos brazos que le exprimiesen la piel.
Su despedida en La Sorbona fue pletórica de insinuaciones y consejos. Se despidió de Blaise Pascal y Montesquieu con nostalgia, dispuesta a comparar los polos opuestos y abierta a cualquier experiencia que ingresara conocimiento a sus ávidas neuronas.
Está presta a recibir su dosis de mar a quemarropa. No pudo resistir la tentación; solo dos horas en la ciudad y se lanza al mundanal chapoteo frente al Castillo de la Fuerza.
No se asustó al sentir sus cavidades poseídas. Ethienne recibe en su interior, a plena luz del día, las vergas de dos tipos que esperaban la ocasión.
Es feliz cuando siente cómo se entierran en su cuerpo y descubren sus aceites de la vagina y el ano. Con el vaivén de las olas, unas veces arremete hacia delante, otras se lanza hacia atrás, mirando al cielo de La Habana y a la orgullosa Giraldilla que la interroga desde lejos con severidad.
Tanto disfrutó la doble penetración a la vista de toda la ciudad, que comprendió de inmediato la idiosincrasia isleña. Así se propuso un plan en sus diez días de visita:
En la mañana disfruta un fuerte desayuno en el hotel Plaza, recorre alegremente los barrios escondidos de la Habana vieja y ya al caer el sol, tiene reclutados a los dos nuevos amantes.
Regresa tarde al hotel y luego de una buena cena, escuchando la Chanson Francoise, se dedica a escribir las notas para su tesis: La crisis social Latinoamericana y sus relaciones humanas con el primer mundo.
Aprendió mucho del carácter del cubano; leyó un poco de literatura del país, asistió a par de conciertos en el Habana Jazz y coleccionó falos de todos tamaños y colores, dentro y fuera del agua. Le enseñaron con esmero a sostener un largo apareamiento alargando el momento de la eyaculación, sirviendo simultáneamente los tres grandes agujeros de su cuerpo a tres oscuros varones de Jesús María. Así fue su noche final en América.
El viaje de regreso fue colmado de emociones y gratos recuerdos. En el bolso lleva sus notas junto a fotos y olores adheridos a la piel. Cierra los ojos mirando el océano por la ventanilla del avión y sonríe de forma angelical.
Todos la interrogan en La Sorbona, le exigen una historia, alguna tentación visible para andar tras ella por los vericuetos del Caribe.
Su ensayo lo tiene listo en pocos días. Al presentarlo en clase, una poderosa ovación hace temblar el edificio. El tribunal le pregunta sobre sus experiencias en el viaje…
—¿Cuba?, Cuba c´est le paradis éternel.
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Comprar el libro Corrosión del Acero:
Me gusta mucho el formato del libro y el color. Los dos pequeños cuentos que acabo de leer son muy buenos e irónicos, como dices. ¿Son estos cuentos del período pandémico, o del período europeo?
ResponderEliminarEl cuento "Las tres Islas" fue escrito en plena pandemia, en los días posteriores al estallido social del 11 de julio del 2021; el cuento "Piano Mecanique" es un texto muy viejo, quizás de hace 10 años; era larguísimo, y aquí en Alemania lo encontré entre mis cuentos acumulados y lo volví a trabajar, motivado por un suceso similar que me contaron de una chica francesa en su visita a Cuba. Muchas gracias por su opinión sobre el libro. Saludos.
EliminarMe gustaron mucho los dos. El primero es tu lucha , mi lucha, la lucha nuestra, es genial. El segundo una vivencia fantástica y a la vez real. Gracias por compartir este adelanto.
ResponderEliminarExacto, son nuestras luchas en el primer cuento, y en el segundo, son las muestras de
Eliminarun país que sirve de colchón a cualquier extranjero que llega. Gracias por su opinión. Saludos